En julio, los bancos centrales de Argentina y China firmaron un acuerdo de intercambio de monedas (swap) por el equivalente a unos u$s 11,000 millones (ver nota “Para qué sirve el swap con China”).
Era razonable esperar que, a diferencia del swap anterior, de 2009, no tuviera cláusulas que impidieran utilizarlo en caso de default. Justamente Argentina lo necesitaba ante la posibilidad de un default, y a China le convenía ser en ese caso nuestro prestamista de última instancia.
El análisis económico del día. El swap entre Argentina y China puede tener un impacto positivo sobre las reservas del BCRA. Indirectamente a través de su parte comercial y directamente a través de su parte financiera. A tener en cuenta por empresas que puedan destrabar importaciones trayéndolas de China. Y para moderar las expectativas de crisis cambiaria inminente.
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