Hay más de 600 esculturas en las calles de Resistencia, pero no están a la intemperie sino al amparo de un pueblo que ya las siente parte de su esencia.
Conmueve la inmensa multitud que sube hacia al norte por la avenida Wilde, en busca de la costa del río Negro; lleva paso de domingo luminoso: ansiosa por saborear una buena oferta de la vida pero sin apuro.
Emociona su destino: van camino a la Bienal, a ver cuáles de los artistas que vinieron de afuera, de otras partes del mundo, se llevan los premios.
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