Mundo El fundador y primer gobernante de Singapur murió esta semana a los 91 años. Su legado: un sistema que da envidia incluso a China. Un atardecer en Marina Bay es como una probadita de futuro. En el corazón de Singapur, todos los edificios parecen de cristal. En su carrera vertical, reflejan mil soles y estiran los cuellos para alcanzar el cielo. Frente a la bahía se puede ver la rueda de la fortuna más alta del mundo, un estadio de fútbol flotante y un museo con forma de flor de loto. Pero lo que más impresiona es el complejo de edificios compuesto por tres torres de más de 50 pisos sobre las que descansa una plataforma común y ovalada, como un enorme barco traído por las nubes.
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