Mundo El papa Francisco se refirió a él como un hombre sabio y sus gestos le valieron postulaciones al Nobel de la Paz. Hace poco más de cinco años, los vecinos de Rincón del Cerro, una zona de chacras salpicadas por modestas construcciones y caminos sin asfaltar, se alborotaban por la invasión de periodistas de todas partes que nos asomábamos al lugar donde el flamante presidente electo de Uruguay prometía seguir viviendo. Pese a la posibilidad de mudarse a la residencia correspondiente a la investidura que había ganado con el 52,39 por ciento de los votos en el balotaje de aquel noviembre de 2009, el nuevo mandatario confirmaba que no se movería de la “Pueblada”.
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