De chico viví en Rosario. Viví en Nueva Córdoba, en el Centro, tuve residencias fluctuantes y ocasionales aquí y allá, pero ahora vivo desde hace un par de años a exactas siete cuadras de la casa en la que fui recibido después de mi nacimiento en una clínica del Centro (antes de que mi familia se volviera estrepitosamente pobre). Las razones por las que vivo acá son muchas: la proximidad de mis viejos y mis hermanos, el hecho de que estaba parando en la casa de ellos después de una separación y la mudanza era menos trabajosa, lo mismo que ver departamentos.
La columna "Yo escribo mucho peor", de Flavio Lopresti, sobre alejarse de la casa de los padres.
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