La helada madrugada transcurría en calma. Un fuerte viento movía las copas de los árboles. En las calles, no había movimiento. Dos guardias de seguridad charlaban en una casilla. De pronto, una mujer sale a los gritos del geriátrico, clamando por ayuda. Detrás suyo, lenguas de fuego y columnas de humo negro se apoderan del asilo. En segundos, la tragedia estará consumada: seis abuelos, pacientes de esa residencia, mueren a causa del desastre.
Ocurrió en 2010 y dejó seis muertos. El dueño del asilo fue imputado por homicidio culposo. No hay fecha para las audiencias.
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