El papa Francisco estuvo apenas once horas en Tirana, la capital albana, pero en cada oportunidad que tuvo habló sobre la necesidad de alcanzar una convivencia religiosa pacífica y sobre la distancia que existe entre la religión y la violencia, según informó la agencia de noticias EFE.
El pontífice inició su visita desde Albania, uno de los países más pobres de Europa y donde los creyentes católicos sufrieron una persecución durante el comunismo, para lanzar un mensaje de condena a todos los actos de violencia que se cometan en nombre de la fe.
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