En el acuartelamiento de diciembre, varios policías hicieron alarde de la capacidad para poner en jaque a un gobierno democrático.
"Reconstrucción”. Esa es una de las palabras que más sale de la boca del jefe de la Policía de Córdoba, Julio César Suárez, cada vez que se refiere a su objetivo dentro de la fuerza.
Tras el mazazo que significó el “narcoescándalo”, que sumergió a la institución en la peor crisis de imagen pública que se recuerde, la Policía quedó en la mira crítica de la sociedad de manera permanente.
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